Reseña: “Zunge” de Till Lindemann

Reseña: “Zunge” de Till Lindemann

Si bien la marca Lindemann ya es reconocida en si como un proyecto separado del titán que es Rammstein, el proyecto como tal ya ha sido oficialmente terminado, abrupta y sorpresivamente en una publicación a mediados de noviembre del ya lejano 2020, dejando tras su fugaz carrera de apenas media década, dos álbumes de estudio y un disco en directo, también lanzado como video.

A poco menos de tres años de aquel día, vería la luz Zunge, el cual es, estrictamente hablando, el primer trabajo como solista de Till Lindemann.

Con el tiempo se han ido revelando detalles de la ruptura del grupo, cuya contraparte era el veterano Peter Tägtgren, líder de las bandas Hypocrisy y PAIN, de donde toma la inspiración, al menos sonora, de lo que veríamos posteriormente en los discos Skills in Pills (2015) y F&M (2019) del ya citado proyecto. Y al parecer dicha ruptura no habría sido en los mejores términos.

Polémicas aparte, la incertidumbre siempre estuvo puesta en el futuro musical del frontman de Rammstein, quien aseguraba que seguiría trabajando en nueva música. Sin embargo, tras el lanzamiento del infame “Till the End“, bajo el nombre de Na Chui, las expectativas estaban por suelo.

Durante los años posteriores y ya en pleno encierro, veríamos el lanzamiento de algunos sencillos: Alle Tage ist kein Sontag (2020), Любимый город (Lyubimyy Gorod, 2021), que sin ser para nada malas canciones, no encajaban en lo que Till nos tenía acostumbrado y daban luces de una dirección completamente inesperada, musicalmente hablando.

Pero en mayo de 2021 llegó Ich hasse Kinder, una canción poderosa y con un video impactante, lanzado en formato de cortometraje, pero que por sobretodo, sonaba lo suficientemente familiar a Lindemann, para no desentonar con lo ya aprobado por la audiencia. Y a la vez, genuinamente diferente, como si de una evolución o una nueva etapa se tratase.

Y justamente Zunge viene a reafirmar este sentimiento, ya que es un disco que suena diferente, pero que resulta familiar, como lo que uno espera cuando un grupo al que se sigue desde hace años lanza un nuevo trabajo.

Curiosamente, ni Ich hasse Kinder ni los otros dos sencillos lanzados con anterioridad llegarían a estar presentes en el tracklist final del disco, lanzado el 3 de noviembre de 2023.

Zunge se compone de 11 canciones y tiene una duración aproximada de 46 minutos y la canción que da el pie inicial es justamente la que pone nombre al disco. Una introducción que parte como una sinfonía que se desarrolla progresivamente hasta explotar con potentes riffs de guitarras, en una entonación lo bastante grave, lo cual provee un augurio positivo de lo que está por venir.

Le sigue Sport Frei, uno de los puntos altos del disco. Es posiblemente una de las canciones con mayores similitudes a lo último visto en F&M, ya que su ritmo acelerado y coros grandilocuentes recordarán inmediatamente a Lindemann. El corte previo al final de la canción no hace más que reafirmar esta idea.

Altes Fleisch es el primer ejemplo que veremos de lado más “bailable” dentro de la faceta industrial de Till Lindemann, donde la figura principal son los sintetizadores que acompañan de manera sincronizada cada verso.

Übers Meer baja la velocidad para presentarnos un ritmo más pausado y es quizás el punto de inflexión donde podemos vaticinar las (a veces no tan) sutiles diferencias que harán de las canciones siguientes una experiencia disfrutable para quien desee adentrarse en lo que tiene para ofrecer Till Lindemann como un artista integral.

Manteniendo este ritmo más calmado, pero cambiando drásticamente el tenor, tenemos Du hast kein Herz. Donde toda la ambientación cambia a un paisaje más lúgubre, demostrando que la oscuridad típica de canciones de Rammstein y encajando perfectamente en un disco donde la dirección es distinta.

Tanzlehrerin es la primera balada del disco. El cliché de la guitarra acústica en el principio, aunque distinta, tiene un aire a Knebel de F&M, lo que causa cierta gracia. Sin embargo, dejando de lado esta curiosidad, hay que reconocer que se trata de una gran canción. La dirección que toma a medida que se va armando es completamente inesperada y a pesar que existe gente que encuentra empalagoso que una canción repita las melodías y solamente cambie la intensidad de la interpretación, esta canción lo sabe ejecutar de manera formidable.

Otro de los sencillos que anticiparon la salida del disco fue Nass. Da la impresión que Zunge, Ich hasse Kinder y esta canción hubieran sido creadas bajo el mismo contexto, o mediante la misma inspiración o fórmula, ya que comparten algunas características que las hacen ser parecidas. Pero que no se malinterprete esto como un punto negativo, ya que cada una tiene su propia impronta y en el caso de Nass la interpretación vocal destaca, cambiando entre la intención que busca plasmar en cada segmento. Notable la inclusión del vilipendiado autotune, que hizo gala en un par de canciones de Zeit, el disco más reciente de Rammstein y que si bien a quienes lo criticaron negativamente, es otra genialidad surgida del alma mater del cantautor alemán y aunque nunca lo sabremos con certeza, es un recurso válido usado tanto como adorno y para “ayudar” a la interpretación. No hay que olvidar que Till Lindemann ya cumplió 60 años este 2023.

Alles für die Kinder vuelve a los paisajes sonoros dignos de una película de terror, nutriéndose de melodías oscuras y un vaivén rítmico que se siente como un cauteloso andar a través de un paraje desconocido.

Luego vienen Schweiss y Lecker, que formaron parte de la tripleta de sencillos, junto con Nass, lanzados apenas días antes del disco. Son canciones que por antonomasia podrían definir el estilo de Till Lindemann, cada una con sus características propias, pero funcionando como un resumen que se acopla perfectamente en formato de demostración en bucle, presentando Zunge al espectador. Por lo mismo resulta extraño que finalmente se haya tomado la decisión de dejarlas separadas en el tracklist definitivo.

Finalmente tenemos a Selbst verliebt, una canción tranquila, donde la voz de Till es acompañada simplemente por un piano y algunos cuantos efectos para dar una ambientación casi orquestal. Esta es definitivamente el tipo de canción con la cual Lindemann prefiere cerrar sus discos, ya que no es primera vemos algo similar.

Sin embargo, hay una sorpresa oculta al final tras algunos de silencio. Se trata de una canción sin título que los fanáticos han bautizado como Ich rödel y que es simplemente lo más inesperado que uno pensaría encontrar en un disco del autor. Es, definitivamente, el tipo canción festiva alemana que se mezcla con el estilo conocido como Schlager, una especie de meme para los alemanes. Y donde la letra, quizás en un tono medio sarcástico o hecho de adrede siguiendo los patrones que caracterizan al estilo, le agregan valor como un tema que perfectamente podría sonar en una radio enfocada en el público “mayor” y que no tenga idea quien es está detrás de tal obra.

Te podría interesar